

A finales de 2024, Rio Tinto y Glencore, dos de las mayores empresas mineras del mundo, mantuvieron conversaciones preliminares sobre una posible fusión que habría creado un gigante minero valorado en aproximadamente 160.000 millones de dólares, superando a BHP Group como líder del sector.
Estas negociaciones reflejan una tendencia de consolidación en la industria minera, impulsada por la creciente demanda de metales como el cobre, esenciales para la transición energética global. Sin embargo, las diferencias en las carteras de ambas compañías presentaron desafíos significativos. Glencore posee importantes activos de cobre, pero también una considerable operación de carbón, un sector del que Rio Tinto se ha desvinculado en su estrategia hacia una minería más sostenible.
Además, las culturas corporativas de las dos empresas difieren notablemente. Glencore es conocida por su enfoque audaz y agresivo en adquisiciones, mientras que Rio Tinto ha adoptado una postura más cautelosa, especialmente tras incidentes que afectaron su reputación en el pasado. Estas diferencias culturales y estratégicas, junto con posibles obstáculos regulatorios, contribuyeron a que las conversaciones no avanzaran hacia una fusión concreta.
Aunque las negociaciones no están activas actualmente, la disposición de ambas partes a dialogar indica un cambio en la dinámica del sector minero, donde las grandes empresas buscan fortalecer su posición en metales clave para la economía del futuro.