Minería en Iglesia: La urgencia de priorizar a nuestros trabajadores y proveedores locales

En las últimas semanas, ha cobrado fuerza un debate que afecta directamente al desarrollo de nuestras comunidades: la Ley de Preferencia para Proveedores Locales en minería. A pesar de las voces que, como la de Fernando Godoy, advierten sobre posibles efectos negativos en las inversiones, es importante analizar los beneficios de una ley que prioriza a los proveedores locales, especialmente en áreas de influencia directa como el departamento de Iglesia.

El impacto real en la comunidad iglesiana

Iglesia, uno de los epicentros mineros más importantes de San Juan, ha sido testigo durante años del auge de la industria extractiva en su territorio. Sin embargo, la pregunta que surge constantemente es: ¿quiénes se benefician realmente de esta actividad? Si bien las mineras generan empleos y aportan a la economía provincial, los beneficios locales a menudo han sido insuficientes.

La Ley de Preferencia para Proveedores Locales propone que las empresas mineras contraten prioritariamente a proveedores de la zona de influencia inmediata, como es el caso de Iglesia. Esta medida es fundamental para asegurar de que el desarrollo económico provocado por la minería no sea solo un espejismo, sino una realidad tangible para los iglesianos.

¿Por qué es necesaria esta regulación?

En muchas ocasiones, las empresas locales se ven desplazadas por grandes corporaciones de otros departamentos o incluso de otras provincias, que pueden ofrecer precios más competitivos debido a su tamaño o recursos. Sin embargo, esto genera una concentración de riqueza fuera de Iglesia, y la comunidad local se queda observando cómo los beneficios de la minería pasan de largo sin arraigar en el territorio.

Al regular y priorizar a los proveedores iglesianos, se garantiza que el desarrollo minero tenga un impacto directo en nuestra comunidad, permitiendo que las familias iglesianas se beneficien de la riqueza que nacen de sus propias tierras.